Dr. Jaime
Mustafá Ventura
Cuando
hablamos de éxito y triunfo por lo regular asimilamos los conceptos como
sinónimos de un bienestar de logros y objetivos prediseñados. Sin embargo la realidad es que encierran
diferencias marcadas.
El éxito es
un logro personal en cualquier ámbito ya sea, laboral, familiar, empresarial,
personal, social entre otros; el Triunfo
se podría asumir lo mismo pero con una conceptualización más profunda porque
encierra una felicidad compartida.
El éxito es
un logro fundamentalmente de apariencia, no encierra tantos principios y
valores como el triunfo, se asocia a un
objetivo marcadamente de ganar, siempre ganar; ser exitoso no significa
necesariamente que seas feliz, en cambio, para ser triunfador produce el placer
de la Felicidad Plena, porque el triunfo se basa en los principios y valores
para su logro, se basa en el bien común y no el personal, es aceptar la
diferencia y aprender con los demás y de los demás, es el logro de un
equilibrio en todo los ámbitos de la vida.
El triunfador se diferencia del exitoso porque
todo lo que hace lo viste con la túnica del amor por lo que hace, su trabajo,
su colaboración social, su familia, su preparación académica, su oficio de
elección y siente orgullo y placer de hacer lo que emprende. Es así, como
personas exitosas se convierten en personas triunfadoras cuando hacen lo que
hacen con sincero amor.
Ser triunfador
debe formar parte de nuestra objetivación de vida, se desarrolla, se culturiza
para aprender a ser y vivir como triunfador. Se debe marcar la diferencia de
ser además, de exitoso, un triunfador. Es un equilibrio de vida personal.
En un paseo por un
BULEVAR DE LA VIDA, un día no precisado y dando seguimiento a un Edecán
formidable como es Pablo McKinney, hacia reflexionar sobre Triunfar y yo agrego Fracasar.
Corremos
desesperadamente tras el triunfo sin
saber que es. Y así: confundimos el amor con el gustar, el hogar con una casa,
el triunfar con el reconocimiento social.
Corremos
desesperadamente tras el éxito, sin
saber que solo habremos triunfado: Cuando
el egoísmo no limite nuestra capacidad de amar. Cuando no tratemos de hallar
las repuestas en las cosas que nos rodean, sino en nuestra propia persona. Cuando
sepamos obsequiar nuestro silencio a quien no le pide palabras, y nuestra
ausencia a quien no nos aprecia.
Cuando sepamos
distinguir una sonrisa de una burla, y prefiramos la eterna lucha, a la compra
de la falsa victoria. Cuando actuemos por convicción y no por adulación. Cuando
podamos ser pobres sin perder nuestra riqueza, y ser ricos sin perder la
humildad.
Cuando sepamos
perdonar, tan fácilmente como sabemos disculparnos. El que tiene carácter y
personalidad de triunfador se conoce en su accionar pues es una persona que se
ocupa de las cosas pequeñas con mira que las sumatorias de las mismas la
convierte en grandes cosas.
No son las cosas que
hacen grande al hombre, el hombre hace grande las cosas. Eso es la visión de un
triunfador. El triunfador siempre ve la vida con optimismo, con un enfoque
positivo, ve siempre las condiciones favorables y desfavorables como elementos
inherentes a las actividades humanas. No hay nada que se pueda realizar sin la
necesidad de vencer un obstáculo.
Los triunfadores
aprenden lo que los fracasados no logran
interiorizar, aprenden a manejarse en las condiciones adversas y aprovechan las
que les son favorables. Nunca pierden de vista el objetivo.
Excelente artículo, felicitaciones Mustafa.
ResponderBorrargracias hermano, esperando el fin de mes para que estemos juntos.
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